Cada día, se alzan voces de protesta, que han dejado de lado la lucha individual para levantarse en una lucha conjunta, de todos los afectados, contra esta Ley, que vulnera derechos a los menos pudientes, y dota de supuesta legalidad, pero nunca de moralidad a complejos y grandiosos proyectos urbanísticos, a hoteles y apartamentos, a puertos deportivos y clubs náuticos elitistas, a “beach clubs” de moda (dícese de esas playas con música, tumbonas balinesas, y camareros/as, con cuerpos esculturales, ataviados con biquinis y tangas, normalmente, una talla menos de la indicada) de playas artificiales, creadas muchas de ellas, en lugares de interés científico (Lics) y con arena y materiales traídos desde el Caribe, y al servicio de grandes intereses económicos y en contra del sentido medioambiental más sencillo,” destruir la naturaleza para el servicio del hombre”.
Canarias, también llamada, el Archipiélago Afortunado, con sus más de mil quinientos kilómetros de costas, es un objetivo prioritario de planes, proyectos e informes, destinados a la desaparición sistemática de los pueblos del litoral, en virtud, de una idea equivocada y nada sostenible de desarrollo turístico.
Lo lamentable, es que en ese desarrollo, no tienen cabida pueblos del litoral, ni su historia, ni su identidad, que existen desde mucho antes de la ley de costas. Esos pueblos, por donde hace poco paseaban los niños y niñas de Rajoy, ellos, de sport, ellas de zapato de verano y de tacón apropiado para caminar por callaos y arenas, repartiendo besos y promesas, abrazos y mentiras, falsas ilusiones y malogradas esperanzas. Pueblos, donde los herederos del salinismo moderno, copados del socialismo histórico, e histérico, trazan sus proyectos grandiosos y pioneros, ilusorios, sin importar a cuantas personas van a dejar en la calle, en virtud de la Ley, y justificando la protección de la costas, con teorías claramente ambiguas, falsas y totalmente desmontables, simplemente con el uso del sentido común. Pueblos, donde los nacionalistas van a comer el pescadito fresco, la viejita y el sargito, llevando las estrellas verdes, en la solapa de la chaqueta, y obviando la realidad de los habitantes de estos pueblos, más preocupados por evitar que las jodidas líneas de los caprichosos deslindes, no pasen por su propiedad, que por recibir los abrazos y saludos de estos ilustres visitantes. Núcleos costeros, que reciben las visitas, de los políticos, practicantes del eco socialismo, que llena de pintadas muros y paredes, más preocupados por sumar votos para las próximas elecciones, que por los problemas de los vecinos. Pueblos, donde los abogados sin escrúpulos, claros herederos de la usura, hacen su agosto, a costa de personas humildes, que en muchos casos se hipotecan para poder abonar, las infladas facturas de los largos litigios contra la Dirección General de Costas.
Abogados, políticos, políticos abogados, e iluminados y profetas que van surgiendo en esta lucha contra la Ley de costas, representan un peligro similar al que representa el trazado de los deslindes, repletos de intereses, llenos de arbitrariedad y diseñados por ingenieros, que desconocen por completo la realidad social, cultural e histórica de estos pueblos del litoral de Canarias.
Pero, el cambio es real. El primer paso lo dio el desapareció pueblo de Cho Vito, pero el testigo, lo han recogido otros pueblos.
Es el momento de luchar, con información, y trabajo, con ilusión y con coraje, para que la historia de estos pueblos, llena de sufrimiento y penurias, de salinas y mar, de costumbres y tradición, no desaparezca bajo la piqueta de la Ley de Costas.
Antonio Alonso.
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