Nuestros pueblos costeros.Canarias

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Cho Vito, década de los 60

sábado, 28 de septiembre de 2013

POR FIN, VALENTIA PERIODISTICA ¿Costa pública o privada?

Pese a que los medios de comunicación hayan silenciado este problema, la aplicación de la Ley de Costas ha provocado un enorme sufrimiento para un gran número de familias en España. De hecho, según informaciones que maneja la Asociación Europea de Afectados por la Ley de Costas, http://perjudicadosporlaleydecostas.blogspot.com.es/, la aplicación de esta norma ha supuesto el derribo de, nada más y nada menos, 13.000 propiedades a lo largo de la costa española y además, cerca de 400.000 viviendas están afectadas en la actualidad.
¿Qué ocurriría si una vivienda, que ha pertenecido a una familia desde la época de los Reyes Católicos, dejara de serlo a través de un acto administrativo? ¿Y qué pasaría si además de expropiarla no se pagase nada a los dueños por esa pérdida? ¿Sería un escándalo, verdad? Pues, en España, ha ocurrido.
Pese a que la Ley de Costas aprobada en 1988 –modificada en el presente año 2013- nació con el objetivo oficial de proteger el litoral español –objetivo que puede ponerse en duda al leer la exposición de motivos de la norma- lo cierto es que un simple vistazo a nuestras zonas costeras acredita que no se ha cumplido.  De hecho, el urbanismo salvaje ha sido una constante en la costa española durante la burbuja inmobiliaria.
¿Tiene la Ley de Costas una finalidad confiscatoria?
Para quienes no lo sepan, la aplicación de la Ley de Costas genera situaciones tan surrealistas como las siguientes: Una persona adquiere una vivienda ante Notario, paga los impuestos correspondientes y nadie, absolutamente nadie, le advierte de que el inmueble que acaba de comprar puede haber ocupado una zona ilegal.
Una vez adquirida la vivienda, su titular ve cómo el Estado, de repente, se adueña de su vivienda sin darle ningún tipo de compensación económica, alegando que el terreno ocupado por su vivienda es de dominio público.
Es decir, de la noche a la mañana, lo que era legal ya no lo es. Así, a través de un simple acto administrativo, el Estado declara que una vivienda de tu propiedad se ubica en una zona de dominio público y, sencillamente, la pone a su nombre.
¿Paga el Estado alguna cantidad a quién un buen día se ve despojado de su propiedad? Nada. Solamente le otorgan una concesión sobre ese terreno; concesión que adicionalmente puede “rescatar” el estado por una cantidad ínfima, pues una concesión vale mucho menos que un derecho de propiedad.
Otra de las cuestiones polémicas es lo que ocurre con los préstamos hipotecarios que gravan las viviendas que adquiere el Estado. ¿Se hace cargo de ellos la Administración Pública cuando pone a su nombre una vivienda? Para nada. Será el ciudadano, el mismo que ha visto cómo se quedaban con su vivienda, quién deberá seguir pagándolo.
Al igual que cuando a Winston, el protagonista de la novela 1984, le obligaban a aceptar que 2 + 2 eran 5 porque lo decía el Partido, la Ley de Costas tienes ciertos tintes orwellianos, pues obliga al ciudadano a aceptar una realidad distinta a la material. Es decir, el ciudadano tiene que aceptar que su vivienda, aquella que compró legalmente, nunca ha sido suya porque lo dice la Administración Pública.
A tenor de lo indicado, no resulta posible equiparar la expropiación de un terreno cualquiera con la expropiación de una vivienda a través de la Ley de Costas, pues la primera requiere (i) una declaración de utilidad pública y (ii) el pago de una indemnización al antiguo propietario en forma de justiprecio, que supone una garantía mucho mayor que la contemplada por la Ley de Costas, pues al menos el ciudadano recibe algo a cambio de la expropiación.
Es decir, la Ley de Costas se superpone y vacía de contenido tanto al derecho a la propiedad privada reconocida en el artículo 33 de la Constitución Española como al artículo 17 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que señala la imposibilidad de privar a un sujeto de una propiedad privada, a través de la aplicación retroactiva de una polémica norma. La propiedad privada ya no es privada, sino pública.
En cuanto a las personas que hay detrás de la frialdad de las cifras, debe destacarse que, según datos facilitados por la Asociación Europea de Afectados por la Ley de Costas, en España existen aproximadamente unas 400.000 familias afectadas por su aplicación. De este número, aproximadamente un 70% son familias españolas y un 30% extranjeras, con el coste que a nivel de imagen supone para España que un extranjero vea cómo un estado se apropia de su vivienda sin abonarle ni un solo euro a cambio. ¿Se imaginan lo que supondría a nivel de opinión pública que un estado extranjero se adjudicase las viviendas de decenas de miles de familias españolas sin abonarles nada? Y, por otro lado, ¿cómo le explicamos a un ciudadano extranjero que su casa ocupaba una zona de dominio público y que ya no es suya? Esa persona se preguntará, cómo es lógico, cómo es posible que se la vendiesen y nadie le advirtiese sobre su posible ilegalidad, como es lógico.
Y, lo que es más preocupante, quienes han sufrido la aplicación de la Ley de Costas destacan tanto la tremenda arbitrariedad de su aplicación como la “creatividad conceptual” de quienes hacen los deslindes. De hecho, lo que es un acantilado junto a un monte puede ser en realidad  –porque lo dice la Administración- una playa, pues bajo todo ese terreno subsiste un sistema dunar que fue una playa hace miles de años, allá por el pleistoceno.
Por otra parte, también resulta preocupante que la esperanza de los afectados radique en los eurodiputados europeos, quienes han puesto el foco en el enorme problema generado por la Ley de Costas Española, no en los políticos españoles. De hecho, la Comisión de Peticiones del Parlamente Europeo ha emitido un informe dirigido a la Comisión Europea para que se investigue si la Ley de Costas Española incumple la normativa comunitaria y reclamando una compensación económica justa para quienes perdieron sus viviendas.
Finalmente, llama poderosamente la atención que el PSOE haya recurrido ante el Tribunal Constitucional la aprobación de la Ley de Costas, olvidando que fueron ellos quienes aprobaron una Ley de Costas que permitía vulnerar flagrantemente el derecho de propiedad privada de las personas. Será que ahora toca hacer política con el sufrimiento de quiénes no pueden defenderse. Nada nuevo bajo el sol.
http://www.mallorcadiario.com/costa-publica-o-privada/

martes, 24 de septiembre de 2013

La costa canaria sigue en el limbo

La nueva Ley de Costas, que entró en vigor a finales de mayo, «sólo ha resuelto problemas puntuales» en la Península y «no aporta ninguna mejoría para Canarias», dijo ayer el consejero de Política Territorial, Domingo Berriel, quien auguró que la norma «no tiene más futuro que lo que tarde el Tribunal Constitucional en anularla».
En total 34 ayuntamientos han enviado a la Consejería, para que ésta los remita a Costas, los listados con los núcleos susceptibles de ser incluidos como excepción en la aplicación de la Ley y, por tanto, de la demolición, para lo que la norma daba un plazo de tres meses. Berriel decía ayer en el Parlamento que eran 96 los núcleos enumerados por los ayuntamientos, sin embargo, la propia Consejería rectificaba más tarde y hablaba de 69, aludiendo a un salto de números por parte del consejero. También admitía que el listado que remitió a Medio Ambiente no es «exhaustivo» en la enumeración de  los núcleos existentes en Canarias, habida cuenta de que los municipios tienen  capacidad competencial para remitir los expedientes directamente al Ministerio de Medio Ambiente por sí mismos, sin necesidad de que la gestión se lleva a cabo a través de los servicios del Gobierno de Canarias
http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=312262

lunes, 23 de septiembre de 2013

Berriel: Ley de Costas no tiene más futuro que lo que tarde el TC en anularla

El consejero de Obras Públicas, Transportes y Política Territorial del Gobierno de Canarias, Domingo Berriel, aseguró hoy que la Ley de Costas, en vigor desde mayo, "no tiene más futuro que el tiempo que tarde el Tribunal Constitucional en anularla".
"No hay un solo artículo que se vaya a salvar", aseguró Berriel en una comparecencia en comisión en el Parlamento de Canarias, y recordó que el Gobierno de Canarias acordó recurrir al Tribunal Constitucional porque vulnera las competencias autonómicas, es de carácter retroactivo y vulnera el principio de igualdad, al excluir "de forma caprichosa" del dominio público unas zonas del litoral y no otras.
Para el consejero, la Ley de Costas de 2013 es en realidad "una modificación parcial y sesgada" de la de 1988 en la que se han salvado "ad hoc, sin motivación y por razones exclusivamente políticas y económicas" doce núcleos urbanos en las costas del Levante y Galicia construidos en los años setenta y ochenta del siglo XX.
Eso atenta contra el principio de igualdad, afirmó Berriel, puesto que en el caso de Canarias hay 96 núcleos costeros, en muchos casos tradicionales y con valores etnográficos, que no reciben el mismo tratamiento.
El consejero se mostró molesto porque se ha aprobado una Ley de Costas sin consultar ni tener en cuenta las opiniones de Canarias, cuyas islas abarcan el 20 por ciento del litoral español.
"No queremos una amnistía en la costa, pero la historia está para algo y cientos de años de ocupación tienen que ser respetados" con los oportunos condicionantes de sostenibilidad ambiental, planeamiento y urbanismo, dijo Domingo Berriel.
Supuestamente la Ley pretendía ser más laxa en cuanto a los núcleos de población, pero sólo ha resuelto doce casos puntuales y ha dificultado la situación de los demás, agregó.
La Ley de Costas vulnera el sistema de distribución competencial, la autonomía local y la seguridad jurídica, es retroactiva y se excluyen núcleos del dominio público marítimo terrestre de manera caprichosa, afirmó.
Según Berriel, la Ley de Costas es peor que la anterior regulación porque introduce más requerimientos y limitaciones para las excepciones en los núcleos de población.
Indicó que en el caso de Canarias, 34 municipios han remitido documentación sobre 96 núcleos costeros para que puedan ser incluidos como excepción en la aplicación de la Ley, para lo que la norma daba un plazo de tres meses.
Además, consideró "impropio" en una democracia que se dé facultades a los delegados del Gobierno en las comunidades autónomas para suspender acuerdos municipales que autoricen construcciones en la costa.
El diputado del PP Felipe Afonso defendió la Ley de Costas y afirmó que no ha declarado ilegal nada que no lo fuera antes, al tiempo que abre muchas vías para la legalización de núcleos de población costeros.
Afirmó que se elimina la inseguridad jurídica de los ciudadanos, que en muchos casos pordrán legalizar sus viviendas.
José Luis Perestelo, diputado del grupo nacionalista, dijo que debe haber entendimiento y diálogo con la administración del Estado para resolver el problema de los núcleos costeros canarios.
Pedro Martín, del grupo socialista, descalificó la Ley de Costas porque discrimina entre comunidades autónomas, sin respetar las peculiaridades canarias, y además favorece los intereses privados y no respeta las competencias autonómicas, por lo que la consideró inconstitucional.
http://eldia.es/canarias/2013-09-23/12-Berriel-Ley-Costas-tiene-futuro-tarde-TC-anularla.htm

domingo, 22 de septiembre de 2013

Medio siglo frente al mar

Los turistas toman el sol como si estuviesen en la proa de un transatlántico. Vencidos por el calor de los últimos días del verano, relajan sus cuerpos hasta quedar dormidos. Desde allí, una pequeña escalera conduce al mar en un día sin viento donde la marea parece estar detenida. El buen tiempo lo aprovecha todo el mundo: los que pasean por la arena de la playa, los que se sientan a la sombra en Playa Chica y esos que acaban de llegar al hotel, fascinados por las vistas desde el barco imaginario. Están en el hotel Médano, el primero que se construyó en el Sur y que supuso el primer paso para saber que el ocio, un invento del turista, iba a traer prosperidad a la zona. En octubre cumplirá medio siglo y sigue ahí, bañado por el mar y el viento eterno de la costa suroeste donde no hay término medio: o se detesta o se adora.

En 1963 se inauguró el hotel Médano como antesala de un turismo desconocido, de lo que luego sería Ten Bel, Playa de Las Américas o Los Gigantes. Pero antes este local era un empaquetado de tomates, propiedad del ilustre chasnero Francisco García Feo, conocido como don Frasco. Allí se empaquetaba la mercancía para ser llevada al muelle de Santa Cruz camino a Inglaterra. Algunas parejas también se enamoraron en esos salones utilizados para los bailes de las fiestas. En los años sesenta don Frasco puso todas sus ilusiones en levantar el edificio hasta que lo consiguió, sabiendo que el paisaje de una naturaleza única en esta parte de la Isla, al margen del tomate, podría traer una vida diferente.
Tras cincuenta años, el hotel ha pasado por varios propietarios pero siempre ha mantenido su filosofía: que el cliente se sienta relajado. El blanco predomina en las habitaciones y los pasillos, el restaurante, la sala de estar, los muebles, la recepción. En 2008 se realizó un reforma importante que lo ha dejado así. Tiene tres estrellas, como la mayoría de los hoteles de El Médano, y 91 habitaciones. La habitación doble cuesta unos 88 euros con desayuno y 106 media pensión. El cliente predominante es el alemán, pues supone normalmente el 80% de la ocupación, sobre todo en invierno. Aunque hay sitio para otras muchas nacionalidades y en todas las estaciones el año. “Muchos repiten y quieren una habitación determinada”, explica Raquel Casanova, quien lleva doce años trabajando en el hotel. Como directora, gestiona una plantilla de 40 personas donde el 70 por ciento es fija. Casanova, natal de Tegueste, es una enamorada de El Médano. Supo que se iba a dedicar al turismo y por eso en los veranos perfeccionaba idiomas en Inglaterra, Alemania, Italia. Ha empezado desde recepcionista hasta quedar al frente del hotel. “Al estar cerca del aeropuerto también es un hotel de paso, de tantear el terreno e irse a otra zona, pero muchos se quedan aquí, pues es muy atractiva la costa de Granadilla, engancha mucho, sobre todo el paisaje”, comenta la directora. Y es que “El Médano se ha puesto de moda”, dice. La gastronomía es una de sus servicios más solicitados. “Hay tan cantidad de restaurantes, un chino, una trattoria, un argentino, tienes donde escoger”, explica. También hay tiendas que abren todo el día y bares de copas que despiertan por las noches.
 



En el hotel trabajan 40 personas, tiene tres estrellas y sigue conservando su peculiar esencia. | DA
Cabe citar que las leyes de Costas, la anterior y la actual, han mantenido la incertidumbre en una parte del hotel, que invade el dominio público. Cuando se construyó esta terraza se concedió autorización y una vez que los permisos expiraron la polémica se cebó con el edificio. No se oculta cierta preocupación por el futuro de esta terraza, pero de momento las aguas están calmadas. “Como ciudadana pienso que si se hizo en su día pues ya está hecho, y no podemos mirar hacia atrás. La terraza ha creado unas condiciones excepcionales y un atractivo más para el turista que no hay en otro lugar. Tenemos estas condiciones y lo que debemos pensar es que la costa de El Médano vive del turismo”, sostiene Raquel Casanova.
La gente que visita el hotel también se interesa por otros atractivos de la zona, preguntan por el molino de gofio de Granadillla, por las rutas y senderos, y sobre todo muchos jóvenes practican wind y kite surf, dos deportes siempre presentes gracias al viento. El objetivo del hotel Médano es seguir ofreciendo lo que más sabe: tranquilidad.
Esa sensación ya está en los que cogen el sol en la terraza, como si estuvieran en la proa de un transatlántico navegando en alta mar.

En 1963 se inauguró el hotel Médano como antesala de lo que luego sería Ten Bel, Playa de Las Américas o Los Gigantes. | DA

Un pionero del turismo en el Sur
El chasnero Francisco García Feo construyó este emblemático edificio con la visión de que el turismo podría suponer el futuro de la economía local. El hotel Médano ha pasado por varios propietarios y en 2008 se llevó a cabo su última remodelación, conservando su estructura, las 91 habitaciones y con un interior en el que predomina el color blanco
http://www.diariodeavisos.com/2013/09/medio-siglo-frente-al-mar/