Nuestros pueblos costeros.Canarias

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Cho Vito, década de los 60

domingo, 13 de junio de 2010

Otro derribo

DE DOMINGO A DOMINGO FRANCISCO AYALA
Costas demolerá otro barrio costero
13/jun/10 07:50
LA DIRECCIÓN General de Costas, que parece ser el enemigo irreconciliable de los caseríos costeros de Tenerife, enredado aún en el follonesco caso del derribo parcial del edificio que alberga el hotel Médano, en la playa del mismo nombre, perteneciente al término municipal de Granadilla, ahora, sin hacer antesala, la emprende con otro núcleo de la costa insular, esta vez con pertenencia al municipio de El Rosario, que es el conocido por Bocacangrejo.
Ya las familias residentes en unas veinte casas de ese núcleo del litoral han recibido sendas comunicaciones en las que se les informa de que se instruye expediente a sus respectivas viviendas para llevar a cabo la demolición de las mismas y recuperar así la franja de cien metros que las separa del mar, por ser este espacio de dominio público y haber sido el mismo irregularmente ocupado por las casas que hay que derribar.
Hasta el momento han sido notificadas las familias residentes en veinte de las viviendas, supuestamente irregulares, pero serán unas 400 las edificaciones condenadas al desguace.
A los propietarios se les da un plazo de diez días para que presenten alegaciones, plazo que se considera muy corto por los afectados, los cuales ya han creado una plataforma para proceder a los trámites que puedan conducirles a seguir conservando las casas, ya que, en tan breve tiempo y con la crisis que se sufre actualmente, se les amenaza con dejarles sin techo.
El poblado de Bocacangrejo, creado entre los años 1975 y 1977, está a pocos kilómetros, en la misma costa, donde se asentaba el conocido núcleo de Cho Vito, que pertenece al término de Candelaria y que fue salvajemente demolido por Costas hace unos años, dando lugar a escenas de desalojo inmediato y derribo por la acción de bulldozers, y en presencia de las personas desalojadas que quedaron a la intemperie sin un techo ni siquiera para pasar la primera noche.
Uno cree, y en el mismo lugar de los hechos se puso de manifiesto, que cuando se llevan a cabo derribos como los de Cho lVito se debe pasar aviso a unidades de Cruz Roja o de organizaciones de auxilio como Cáritas o algunas ONG, para que atiendan a las personas que necesitan ayuda. En el caso de Cho Vito, estas precauciones y esta presencia humana y de material para auxiliar a los que las necesitaban brillaron por su ausencia.
Temo que, pasados los diez días de plazo para presentar alegaciones, no para dar lugar a un posible cambio de vivienda, los responsables de Costas den la orden de demolición sin respetar a ningún ser viviente, al contrario, tratándolos peor que si fueran animales con la pasividad manifiesta de un Gobierno estatal y otro de la comunidad autónoma.
Y así se va escribiendo una historia que será muy difícil de entender por los que mañana sean residentes de estas islas, como nosotros, que la estamos viendo y no la podemos creer.

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