El dueño del estero de pescado de la salina anexa al parque de Los Toruños se enfrenta a una posible retirada de la concesión por unos supuestos incumplimientos mientras le han vuelto a embargar
Nos espera tras la verja. Como siempre, está cargado de papeles, carpetas y más carpetas con documentos que resumen la lucha que libra desde hace ya más de una década intentando sobrevivir al frente de uno de los pocos esteros extensivos de pescado que quedan en la provincia. En la salina de Nuestra Señora de Los Desamparados, en término de Puerto Real, en pleno Parque Natural de la Bahía de Cádiz, junto a Los Toruños.
José María Jiménez Derqui, el dueño, ha decidido cambiar de estrategia. Harto ya de esperar que haya resolución a su demanda de que revisen los cánones que la Demarcación de Costas le ha venido girando por su explotación, y que no abona al considerar que está exento de pago por ser propietario antes de que entrara en vigor la ley que regula la ocupación de la zona marítimo-terrestre, ha decidido pasar al ataque. Y es que, desde que hace ya algo más de un mes que denunció su situación a este diario, el conflicto, lejos de resolverse, se ha recrudecido.
No sólo le han vuelto a embargar, por no pagar unos cánones que además considera excesivos, sino que, para colmo, entre medias, se ha enterado de que, sin su conocimiento, técnicos de Costas efectuaron una visita a las instalaciones, que culminó en jaque al rey: un informe en el que se propone que le sea retirada la concesión, alegando unos supuestos incumplimientos.
Por eso ha organizado, en una suerte de jugada para neutralizar el jaque, una excursión a su salina para intentar mostrar sobre el terreno que nada de lo que le recriminan es cierto. Que él ha cumplido escrupulosamente con los requisitos de la concesión.
La primera, en la frente. Nos montamos en el coche y se lanza al ataque. "El camino debiera tener tres metros para que la superficie de rodadura fuera de 2,60 metros. Y como mucho, tiene 1,70: insuficiente para que entren a la vez un coche y una bicicleta", espeta. Lo dice con intención, porque por su salina, como hay que recalcar, en pleno parque natural, discurren senderos y carriles habilitados para el uso por parte de los visitantes.
Estamos en periodo de captación de alevinaje y las compuertas están abiertas. El agua entra y sale. Pasamos por la partida D. Todo parece en orden. Continuamos por la C . Estamos en el punto sur, donde, denuncia, "personal del Parque ha puesto una valla que corta todo el camino". Ocho módulos de jaula de león que seccionan de cuajo el recorrido.
Nos dirigimos a la partida B, donde está la zona prevista para el lago de pesca, precisamente una de las cosas que en el informe de Costas, se recoge como incumplimiento. Una instalación que no ha hecho, explica, "porque lo impide el alevinaje natural y además, no se pueden hacer obras por ser una zona de especial protección". "Me echan en cara que no he hecho actuaciones que me comunicaron en documentos hace ya años que no podían hacerse. Esto es luchar contra la sinrazón".
Nos cruzamos con varias gaviotas, "el peor bicho que hay para los peces", murmura entre dientes, mientras sigue soltando documentos. "Con esta gente, como no tengas papeles", ... se disculpa por la avalancha.
Ha llegado el momento de su enroque particular. "Aquí las administraciones no han dejado de hacer obras ilegales. En la zona norte, el relleno para el puente San Alejandro. Y en la zona oeste, un embarcadero en ciernes".
Para colmo, en su listado de incumplimientos, figura que la casa salinera sigue en el mismo estado de semirruina. Se trata del famoso edificio para cuya restauración la Junta organizó una ceremonia de colocación de primera piedra a la que nunca le ha seguido ni un ladrillo más. También denuncian, para quitarle la concesión, que hay montoneras de tierra por los caminos. Enormes dunas de arena que provocan un gran impacto paisajístico que el dueño de la salina asegura que dejó allí personal de Costas, cuando iban a ser utilizadas para rellenos de playas hasta que se desechó al considerar que no eran de buena calidad.
Un curioso detalle parece inclinar a priori la balanza a su favor: al informe realizado en su contra le han adjuntado planos con fotografías aéreas nada menos que de los años 90 y 91, al menos seis años antes de que solicitara a Costas la concesión.
Desde la Demarcación , como ya ocurrió con el primer artículo, han declinado pronunciarse sobre el asunto. "Nosotros hemos cumplido exactamente con lo establecido. No tenemos nada que decir", indicó un portavoz a este diario.
Entre medias, se ha producido el traspaso de competencias a la Junta de Andalucía, desde donde al menos, en principio, parecen partir una lanza a favor del industrial pesquero. "El informe en el que se propone retirarle la concesión es anterior al traspaso, y en cualquier caso, deberá decidir sobre el asunto la Dirección General de Pesca (dependiente de la Consejería del ramo). Con independencia de ello, en la delegación de Medio Ambiente estamos a favor de la actividad económica que se realiza en la salina. Está en perfecta armonía con los valores que intentamos defender desde el Parque". E incluso han ido más allá al asegurar que "la salina cumple escrupulosamente con el PORN (Plan de Ordenación de los Recursos Naturales) y tiene todas las autorizaciones pertinentes", admitieron. "Apostamos por su supervivencia y nos interesa que allí haya un estero, porque eso significa que la zona no está abandonada. Además, tiene un sendero de uso público".
Resta por ver si este pronunciamiento a favor se va a traducir en una apuesta decidida por solucionar el enquistado conflicto. La supervivencia de una actividad en franco peligro de extinción depende de ello.
http://www.diariodecadiz.es/article/provincia/975163/acoso/y/derribo/los/desamparados.html
Nos espera tras la verja. Como siempre, está cargado de papeles, carpetas y más carpetas con documentos que resumen la lucha que libra desde hace ya más de una década intentando sobrevivir al frente de uno de los pocos esteros extensivos de pescado que quedan en la provincia. En la salina de Nuestra Señora de Los Desamparados, en término de Puerto Real, en pleno Parque Natural de la Bahía de Cádiz, junto a Los Toruños.
José María Jiménez Derqui, el dueño, ha decidido cambiar de estrategia. Harto ya de esperar que haya resolución a su demanda de que revisen los cánones que la Demarcación de Costas le ha venido girando por su explotación, y que no abona al considerar que está exento de pago por ser propietario antes de que entrara en vigor la ley que regula la ocupación de la zona marítimo-terrestre, ha decidido pasar al ataque. Y es que, desde que hace ya algo más de un mes que denunció su situación a este diario, el conflicto, lejos de resolverse, se ha recrudecido.
No sólo le han vuelto a embargar, por no pagar unos cánones que además considera excesivos, sino que, para colmo, entre medias, se ha enterado de que, sin su conocimiento, técnicos de Costas efectuaron una visita a las instalaciones, que culminó en jaque al rey: un informe en el que se propone que le sea retirada la concesión, alegando unos supuestos incumplimientos.
Por eso ha organizado, en una suerte de jugada para neutralizar el jaque, una excursión a su salina para intentar mostrar sobre el terreno que nada de lo que le recriminan es cierto. Que él ha cumplido escrupulosamente con los requisitos de la concesión.
La primera, en la frente. Nos montamos en el coche y se lanza al ataque. "El camino debiera tener tres metros para que la superficie de rodadura fuera de 2,60 metros. Y como mucho, tiene 1,70: insuficiente para que entren a la vez un coche y una bicicleta", espeta. Lo dice con intención, porque por su salina, como hay que recalcar, en pleno parque natural, discurren senderos y carriles habilitados para el uso por parte de los visitantes.
Estamos en periodo de captación de alevinaje y las compuertas están abiertas. El agua entra y sale. Pasamos por la partida D. Todo parece en orden. Continuamos por la C . Estamos en el punto sur, donde, denuncia, "personal del Parque ha puesto una valla que corta todo el camino". Ocho módulos de jaula de león que seccionan de cuajo el recorrido.
Nos dirigimos a la partida B, donde está la zona prevista para el lago de pesca, precisamente una de las cosas que en el informe de Costas, se recoge como incumplimiento. Una instalación que no ha hecho, explica, "porque lo impide el alevinaje natural y además, no se pueden hacer obras por ser una zona de especial protección". "Me echan en cara que no he hecho actuaciones que me comunicaron en documentos hace ya años que no podían hacerse. Esto es luchar contra la sinrazón".
Nos cruzamos con varias gaviotas, "el peor bicho que hay para los peces", murmura entre dientes, mientras sigue soltando documentos. "Con esta gente, como no tengas papeles", ... se disculpa por la avalancha.
Ha llegado el momento de su enroque particular. "Aquí las administraciones no han dejado de hacer obras ilegales. En la zona norte, el relleno para el puente San Alejandro. Y en la zona oeste, un embarcadero en ciernes".
Para colmo, en su listado de incumplimientos, figura que la casa salinera sigue en el mismo estado de semirruina. Se trata del famoso edificio para cuya restauración la Junta organizó una ceremonia de colocación de primera piedra a la que nunca le ha seguido ni un ladrillo más. También denuncian, para quitarle la concesión, que hay montoneras de tierra por los caminos. Enormes dunas de arena que provocan un gran impacto paisajístico que el dueño de la salina asegura que dejó allí personal de Costas, cuando iban a ser utilizadas para rellenos de playas hasta que se desechó al considerar que no eran de buena calidad.
Un curioso detalle parece inclinar a priori la balanza a su favor: al informe realizado en su contra le han adjuntado planos con fotografías aéreas nada menos que de los años 90 y 91, al menos seis años antes de que solicitara a Costas la concesión.
Desde la Demarcación , como ya ocurrió con el primer artículo, han declinado pronunciarse sobre el asunto. "Nosotros hemos cumplido exactamente con lo establecido. No tenemos nada que decir", indicó un portavoz a este diario.
Entre medias, se ha producido el traspaso de competencias a la Junta de Andalucía, desde donde al menos, en principio, parecen partir una lanza a favor del industrial pesquero. "El informe en el que se propone retirarle la concesión es anterior al traspaso, y en cualquier caso, deberá decidir sobre el asunto la Dirección General de Pesca (dependiente de la Consejería del ramo). Con independencia de ello, en la delegación de Medio Ambiente estamos a favor de la actividad económica que se realiza en la salina. Está en perfecta armonía con los valores que intentamos defender desde el Parque". E incluso han ido más allá al asegurar que "la salina cumple escrupulosamente con el PORN (Plan de Ordenación de los Recursos Naturales) y tiene todas las autorizaciones pertinentes", admitieron. "Apostamos por su supervivencia y nos interesa que allí haya un estero, porque eso significa que la zona no está abandonada. Además, tiene un sendero de uso público".
Resta por ver si este pronunciamiento a favor se va a traducir en una apuesta decidida por solucionar el enquistado conflicto. La supervivencia de una actividad en franco peligro de extinción depende de ello.
http://www.diariodecadiz.es/article/provincia/975163/acoso/y/derribo/los/desamparados.html
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