Nuestros pueblos costeros.Canarias

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Cho Vito, década de los 60

jueves, 25 de abril de 2013

UN SINCERO APOYO, UNA GRAN VERDAD.

Estimado José Fernando:



En nombre de la Asoc. Europea de Perjudicados por la Ley de Costas (AEPLC), quiero hacerte llegar nuestra solidaridad y nuestro mayor agradecimiento por la valentía y la hombría de defender a las familias de Cho Vito, y por extensión a todos nosotros, ante el mayor abuso de poder que haya existido en España.


El derribo de Cho Vito no ha supuesto solamente la desaparición de un poblado. Su demolición se llevó consigo el Estado de Derecho que todos creíamos que existía hasta ese momento. Ahora sabemos que estamos a niveles de Zimbawue o Afganistán donde defender los Derechos Humanos puede acarrear la pena de muerte.

En España no pueden condenarte a la muerte física, pero si a la moral o a la social y eso es lo que intentan hacer cuando alguien se rebela contra la injusticia y el silencio impuesto por ley. Pero no debemos permitirlo. Tantas veces como uno caiga, tantas veces hay que levantarse y seguir.

El mirar para otro lado, la falta de solidaridad, la cobardía al esconderse para no dar la cara cuando se están vulnerando los derechos de otros, lleva indefectiblemente a que acabarán vulnerando los de todos. La frase "Cho Vito somos todos" no es un slogan, es la cruda realidad.

José Fernándo, esta sociedad sólo podrá salvarse si siguen existiendo lo que antiguamente se llamaban "hombres buenos" o "hombres justos".

Hombres de honor como tú y que fueron a los que Alfonso IX llamó para constituir las primeras Cortes del mundo y los que proclamaron la primera Constitución "La Carta Magna Leonesa" de 1188, hecha precisamente para impedir el abuso de poder.

Es increíble que en el siglo XXI estemos hayamos perdido los derechos alcanzados en la Edad Media

Te transcribo unos párrafos de la misma muy relacionados con el tema de Cho Vito.

Prometo también que no haré guerra ni paz ni tomaré acuerdos sin reunir a los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo guiarme.

Establezco además que ni yo ni nadie de mi reino destruiremos o invadiremos casa ajena ni cortaremos viñedos o árboles de otros. El que tenga quejas contra alguien acuda a mí o al señor de la tierra o a los justicias establecidos por mí, por el obispo, o por los señores. Y si aquel contra quien se dirige la queja quisiera dar fiador o prenda de que estará a derecho según su fuero, no padezca daño alguno. Pero si no quisiera hacerlo, el señor de la tierra o los justicias oblíguenlo (a estar a derecho), según fuere justo. Si el señor de la tierra o los jueces se negaran, denúncieseme con el testimonio del obispo y de los buenos hombres, y yo haré justicia.

Ordeno también que nadie se atreva a apoderarse por fuerza de bienes muebles o inmuebles poseídos por otro. Quien se apoderara de ellos, restitúyalos doblados al que padeció violencia.

Ten siempre presente que somos miles de personas los que pertenecemos a esa mayoría silenciosa a los que se nos niega la voz y que tú, un día, nos la distes, porque tus palabras fueron el fiel reflejo de la nuestras. ¡¡Gracias de todo corazón por tu HOMBRÍA Y DIGNIDAD!!



Recibe un fuerte abrazo de parte de todos.



Carmen del Amo

Pte de la Asoc. Europea de Perjudicados por la Ley de Costas

http://perjudicadosporlaleydecostas.blogspot.com.es/



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