Nuestros pueblos costeros.Canarias

Nuestros pueblos costeros.Canarias
Cho Vito, década de los 60

miércoles, 19 de marzo de 2014

Bombardeo de la costa


|
 
Desde que se aprobó la ley de Costas en 1988, se nos ha bombardeado con innumerables consignas tipo “el dominio público es de todos” “el litoral es un ecosistema muuuuy sensible que hay que cuidar” “el interés general debe prevalecer por encima de lo privado” “hay que recuperar el dominio público para disfrute de todos los ciudadanos”.
 

Falsas consignas que han calado en el subconsciente de muchos españoles, vivan o no en la costa, y que han servido para condenar sin juicio ni defensa a miles de pequeños propietarios y poblados tradicionales de pescadores.

Lo más triste e indignante de todo es que han sido las principales asociaciones ecologistas, las universidades, los excelsos catedráticos, juristas de postín, conferenciantes varios y avispados ventajistas, los que se han encargado, mediante suculentas prebendas, de apoyar una política encaminada a lucrarse unos pocos a costa de la ruina de modestos ciudadanos indefensos ante la inmensa maquinaria del poder y del dinero.

¿Cuál era realmente el fin de la ley de Costas? dejarla libre de lugareños y gente no merecedora de semejante lujo y futuro prometedor. No se podían pagar las expropiaciones por las ingentes cantidades que se barajaron [sic] y, total ¿para que se tiene el poder de hacer las leyes? Pues se hace una que llame muy finamente “ladrones de lo público” “okupas ilegales” o “sin papeles ni autorizaciones” a quienes por derecho les corresponde cada grano de arena porque lo han ganado con el sudor de su frente desde tiempos de los guanches; porque convivieron armónicamente y sin especulaciones con el medio ambiente y porque, además, estaban allí mucho antes que la ley de Costas.
A ninguno de cuantos defienden tan apasionadamente la ley de Costas se les ha visto denunciar ni protestar por otro “bombardeo” que, sin contar ni con Dios ni con el diablo, es decir, con ninguna otra administración competente en la costa, en explosivos o en Minas, deciden que el Hotel Bahía Real haga lo que indica su nombre, la real gana, con aquello tan sensiiiible que es de todos. Y no es sólo que se lo quede para negociar con él, sino que puede modelarlo a su imagen y semejanza. Un chiringuito por aquí, unos pantalanes por allá, y como las rocas no sirven de mucho, llamo al dinamitero y que las quiten de enmedio. Faltan las palmeras de plástico y las tumbonas tipo Bali, pero todo se andará.

¿Tendrá que ver algo que allí se hospedó Cristina Narbona? ¿Será que pegar zambombazos a diestro y siniestro es el nuevo desarrollo sostenible y aún no nos hemos enterado el resto de los mortales? Mucho me temo, después de leer el informe de la Comisión Europea sobre la corrupción en España, que es algo más que “un nuevo modelo de desarrollo sostenible”.

Para destruir el litoral al estilo Enola Gay y que no pase nada, es necesario tener muy buenas agarraderas, muy buenos amigos, que le protejan a uno, porque los demás, para pintar una fachada, cambiar una ventana o poner una bombilla en el farolillo de la entrada, es decir, para simplemente vivir con la dignidad que se merece el ser humano y que su hogar no parezca una chabola, para eso hay que esconderse, levantarse de madrugada y poner a toda la familia a vigilar de que no aparezca el policía de Costas y nos pille brocha en mano, porque se nos caerá el pelo y la cartera. Así, como un malhechor cualquiera, enemigo de la naturaleza y culpable del calentamiento global, aparecerá en el BOP y, encima, dándose por contento de que no venga Tragsa con su bulldozer pidiendo paso a bocados.

Nunca podré olvidar la expresión de sorpresa y las palabras de Margrete Auken, del Partido Verde, cuando vino a Madrid en comisión de investigación a causa de la Ley de Costas y después del manido discurso de los ecologistas allí presentes, los de siempre claro, relatando lo nefasto de la nueva ley y lo buena, bueniiiisima que era la LC de 1988, les espetó:
- ¿Pero no son ustedes los mismos que llevan años haciendo informes anuales de “destrucción a toda costa” y poniendo “banderas negras” a media España costera por lo mal que está el litoral desde hace lustros? Pues no entiendo nada. ¿Cómo se puede defender una ley que ustedes mismos denuncian que no ha servido para proteger nada y que se ha demostrado está confiscando y derribando pequeños poblados y viviendas? ¡¡Es que no entiendo nada!!

Pues no me extraña. No hay explicación posible para estos bombardeos a la carta, rellenos milagrosos en zonas de nueva construcción, espigones estratégico en playas de hoteles y urbanizaciones de pudientes, mamotretos literalmente metidos en el mar, destructores machaqueos de callaos milenarios… y todo hecho bajo el mandato de una nefasta ley de Costas que SOLO se hizo para despojar de sus propiedades e inocuo estilo de vida a unos isleños que ya defendían y protegían el medio ambiente sin necesidad de subvenciones, informes, ni leyes de costas, mucho antes de que apareciera ninguna ONG ambiental ni sesudos catedráticos reconvertidos por mor de suculentos encargos.

Con sus humildes poblados y viviendas a la orilla del mar, son los que realmente están salvando la costa e impidiendo la especulación salvaje de hoteles como el Bahía Real de Corralejo. ¿Será por eso que se han convertido en ilegales y todos claman su derribo?

Párense un momento y piénsenlo.
 

Carmen del Amo,
(*) Presidenta de la Asociación Europea de Perjudicados por la ley de Costas

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario