Cho Vito, ¡no estás solo!
ALEJANDRO ÁLVAREZ GARCíA (*)
Ya no es lo mismo, han borrado parte de nuestra historia, hoy amanece y queda un sitio incompleto, falta algo, no es sólo un techo, o una pared, no es sólo el blanco y verde que daba colorido, es más…mucho más. Falta el olor del mar, falta el salitre en las ventanas, la alegría de los niños, falta la fuerza de las olas y los barquitos de pescadores amarrados, falta aquella señora sentada por fuera de la puerta de su casa en la mañana, mirando a sus hijos, compartiendo el mismo espacio donde un día nació, falta tanto…
No es sólo una casa, o dos… son historias, más de sesenta años de historias. Son familias que han dejado atrás, tras los escombros, toda su vida, sus recuerdos, su infancia, el lugar que era su razón, el mar que mecía sus noches con el susurro de las olas, son tantos los recuerdos, tanta la vida que se respiraba, que sigue siendo rabia, cólera, furia, y finalmente impotencia, lo que siento recordando que hace dos años acabaron con todo, murió algo más que un barrio, murió parte de la historia de nuestras islas, se llevaron por delante al pescador, al humilde, al trabajador del mar, mataron nuestra esencia.
El día siete de Octubre de 2008, como una llamada de la violencia, se cerraban todos los accesos a Cho Vito, no sólo por tierra, acudían refuerzos de los llamados a defender al pueblo, para precisamente, arrebatarle parte de sus vidas, por mar y aire también. Se trataba de pescadores, de gente humilde que tenía en el barrido de Candelaria todo, sin embargo, les trataron como bandidos, como terroristas, como esos “delincuentes más buscados”. Nadie podía entrar al Barrio, les aislaron, les dejaron solos ante la indignación popular, y frente a ellos policías y guardias civiles, palas, perros, helicópteros y barquillas vigilantes… Todo acabó, entre gritos y desesperación, fueron 23 las viviendas con las que arrasaron. La excusa era sencilla, Costas así lo exigía porque eran viviendas ilegales, poco contó entonces la historia, o lo arraigado que estuviera el barrido, poco importó que también ellos tuvieran escrituras públicas de sus casas, y por su puesto, a pesar de ser “ilegales”, poco importó que también sus vecinos pagaran las facturas de agua, luz o basura, poco importaba antes, que estas casas también pagaran los impuestos, como todos, entonces sí eran legales.
A día de hoy, personas a las que arrebataron su hogar, diciendo que eran segundas viviendas, siguen en casa de familiares porque no tienen nada más. A pesar de que, según los funcionarios de Costas, los hogares que derruyeron eran de segundas viviendas, claro que, poco después, el mismo alcalde reconocería que podían haber existido algunos errores…¡vaya errores!.
Han pasado dos años, y aún siguen sin respuesta las pintadas en las paredes de las casas, como gritos desesperados por saber la verdad, por buscar un apoyo, por creer que les daría más fuerza o atenderían sus demandas si se leía lo que antes se negaron a escuchar de sus bocas, frases en las que se decía que lucharían hasta que el juez tratara a todos por igual, o donde se referían a la casa del Alcalde (por cierto, mucho más cerca del mar que Cho Vito) como igual de ilegal que las suyas… Frases que parecían una voz desesperada, y a las que hoy vuelven a enfocar desde los diferentes medios, porque, lejos de rendirse, Costas sigue queriendo derruir las casas que quedan en pie, a pesar de que la situación de los vecinos es la misma que hace dos años, personas que sólo tienen esa casa para vivir. Pero poco importa, el día veinte de Septiembre, es el último dado por la tiranía de Costas para desalojar, por todos los medios, como ya sucediera en 2008, a sus vecinos, eso sí, la Ley se aplica sólo aquí, en los alrededores de Cho Vito, los chalets con piscina, los hoteles, la casa del alcalde… son intocables.
A pesar de todo, el olor que te baña, el aire que respiras, el embrujo y las olas que te hacen ser diferente, la humildad con la que trabajaste año tras año las redes, hacen que deba decirte, Cho Vito, no estás solo.
http://www.eldigitaldecanarias.net/noticia36410.php
ALEJANDRO ÁLVAREZ GARCíA (*)
Ya no es lo mismo, han borrado parte de nuestra historia, hoy amanece y queda un sitio incompleto, falta algo, no es sólo un techo, o una pared, no es sólo el blanco y verde que daba colorido, es más…mucho más. Falta el olor del mar, falta el salitre en las ventanas, la alegría de los niños, falta la fuerza de las olas y los barquitos de pescadores amarrados, falta aquella señora sentada por fuera de la puerta de su casa en la mañana, mirando a sus hijos, compartiendo el mismo espacio donde un día nació, falta tanto…
No es sólo una casa, o dos… son historias, más de sesenta años de historias. Son familias que han dejado atrás, tras los escombros, toda su vida, sus recuerdos, su infancia, el lugar que era su razón, el mar que mecía sus noches con el susurro de las olas, son tantos los recuerdos, tanta la vida que se respiraba, que sigue siendo rabia, cólera, furia, y finalmente impotencia, lo que siento recordando que hace dos años acabaron con todo, murió algo más que un barrio, murió parte de la historia de nuestras islas, se llevaron por delante al pescador, al humilde, al trabajador del mar, mataron nuestra esencia.
El día siete de Octubre de 2008, como una llamada de la violencia, se cerraban todos los accesos a Cho Vito, no sólo por tierra, acudían refuerzos de los llamados a defender al pueblo, para precisamente, arrebatarle parte de sus vidas, por mar y aire también. Se trataba de pescadores, de gente humilde que tenía en el barrido de Candelaria todo, sin embargo, les trataron como bandidos, como terroristas, como esos “delincuentes más buscados”. Nadie podía entrar al Barrio, les aislaron, les dejaron solos ante la indignación popular, y frente a ellos policías y guardias civiles, palas, perros, helicópteros y barquillas vigilantes… Todo acabó, entre gritos y desesperación, fueron 23 las viviendas con las que arrasaron. La excusa era sencilla, Costas así lo exigía porque eran viviendas ilegales, poco contó entonces la historia, o lo arraigado que estuviera el barrido, poco importó que también ellos tuvieran escrituras públicas de sus casas, y por su puesto, a pesar de ser “ilegales”, poco importó que también sus vecinos pagaran las facturas de agua, luz o basura, poco importaba antes, que estas casas también pagaran los impuestos, como todos, entonces sí eran legales.
A día de hoy, personas a las que arrebataron su hogar, diciendo que eran segundas viviendas, siguen en casa de familiares porque no tienen nada más. A pesar de que, según los funcionarios de Costas, los hogares que derruyeron eran de segundas viviendas, claro que, poco después, el mismo alcalde reconocería que podían haber existido algunos errores…¡vaya errores!.
Han pasado dos años, y aún siguen sin respuesta las pintadas en las paredes de las casas, como gritos desesperados por saber la verdad, por buscar un apoyo, por creer que les daría más fuerza o atenderían sus demandas si se leía lo que antes se negaron a escuchar de sus bocas, frases en las que se decía que lucharían hasta que el juez tratara a todos por igual, o donde se referían a la casa del Alcalde (por cierto, mucho más cerca del mar que Cho Vito) como igual de ilegal que las suyas… Frases que parecían una voz desesperada, y a las que hoy vuelven a enfocar desde los diferentes medios, porque, lejos de rendirse, Costas sigue queriendo derruir las casas que quedan en pie, a pesar de que la situación de los vecinos es la misma que hace dos años, personas que sólo tienen esa casa para vivir. Pero poco importa, el día veinte de Septiembre, es el último dado por la tiranía de Costas para desalojar, por todos los medios, como ya sucediera en 2008, a sus vecinos, eso sí, la Ley se aplica sólo aquí, en los alrededores de Cho Vito, los chalets con piscina, los hoteles, la casa del alcalde… son intocables.
A pesar de todo, el olor que te baña, el aire que respiras, el embrujo y las olas que te hacen ser diferente, la humildad con la que trabajaste año tras año las redes, hacen que deba decirte, Cho Vito, no estás solo.
http://www.eldigitaldecanarias.net/noticia36410.php
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