En
toda cuestión importante, existen siempre aspectos de los que nadie quiere
hablar. Y si nos referimos al espinoso tema de la ley de Costas, y el
experimento de reforma sucesivo, esos aspectos, se convierten en secretos de
Estado, que, en caso de ser desvelados, lograrían sonrojar a toda la maraña de
políticos, actuales y pasados; no porque lo ignoraran ellos, sino porque
salieran a la luz, tal cantidad de despropósitos.
Muchos de los ideólogos costeros, padres de
la criatura.(dícese ley de Costas) que actualmente, se dedican a enriquecer su
jubilación, dando conferencias sobre las virtudes de su creación, allá donde
los llamen, hacen referencia a las decimas de Alfonso X, el sabio como la
primera norma para las costas y su dominio público, al citar textualmente,” Las cosas que comunalmente
pertenecen a todas las criaturas que biuen [viven] en este mundo, son estas: el
ayre e las aguas de la lluvia, e el mar, e su ribera". La utilización de esta cita literaria,
por parte de este conjunto de intelectos costeros, es claramente sesgada e
interesada, pues en las mismas décimas aparece lo siguiente:” "Cualquier criatura
que viva, puede usar de cada una de estas cosas según necesite y por ende toda
persona se puede aprovechar de la mar y de su ribera, pescando o navegando y
haciendo todas las cosas que entendiera en su pro. Pero si en la ribera de
la mar hubiera casa u otro edificio cualquiera, que sea de alguien, no se debe
derribar, ni usar de ninguna manera sin el permiso de quién lo hizo y en caso
de que lo derribase el mar u otro o se cayese él, cualquiera podría hacer otro
edificio en aquel lugar". Claro está, que esto último, lo omiten.
Los
defensores de la ley de Costas, no quieren hablar, que realmente esta norma es
una burda copia de un proyecto franquista de 1968, que fue rechazado en
aquellos tiempos, por tener un marcado carácter confiscatorio. Pero, años
después, en un desmesurado intento de proteger nuestra costa, fue recuperado,
(lo que hoy llamamos un corta y pega)
modificando lo justo, para disfrazar la nueva norma, dotándola de un carácter proteccionista,
medioambiental, y claramente retroactivo, eliminando, eso sí, el aguilucho y
las flechas del anterior régimen.
Entonces, si la ley de costas de 1988, es tan maravillosa como dicen,
¿Qué es lo que ha fallado? En primer lugar, tengo claro, que las costas,
nuestras costas, representan dinero. Una
cantidad de miles de millones de euros, de los que se han beneficiado, desde
políticos, nacionales y autonómicos, alcaldes, promotores y constructores. Todos
han participado del festín; basta con
recordar cómo estaban nuestras costas, en la década de los noventa, y
compararlo con el estado actual.
La aplicación de la ley, fue, y posiblemente será, aplicada de una forma totalmente errónea
e interesada. Se aplicó la norma, no
como protección del litoral, sino como una norma urbanística; contemplando excepciones,
planes especiales, limitaciones (pocas y continuamente modificadas) y permitiendo
verdaderas atrocidades, en beneficio de las principales fuentes de ingreso de
este país: el turismo y la construcción. Es quitar lo viejo, lo legalmente
construido hace muchas décadas, para implantar aberraciones urbanísticas. Para
esto, no escatiman en medios y recursos.
Y es
aquí, donde la justicia, tiene que aplicarse en contra de los que autorizan
estos desaguisados. Los que especulan con la desigual línea de un deslinde
marítimo terrestre, para borrar de la costas, una, dos, treinta viviendas… para
promover paseos marítimos y maravillosos y espectaculares complejos
residenciales y hoteleros privados para el disfrute de todos. E s
aquí, donde los defensores de la ley, tendrían que seguir citando a Alfonso X
el Sabio, en lo referente a la Partida séptima, Título XXXIV, «De las reglas del derecho» y lo que recoge en la 17ª: "nadie
debe enriquecerse torticeramente con el daño de otro"... y eso va por las Administraciones competentes
en esta materia. Al Estado; protector del medio ambiente, y al mismo tiempo
garrote vil, de los derechos humanos. Pues aunque no lo admitan, están vulnerando el derecho
humano a la propiedad privada, recogido en los convenios internacionales que
este país firma y hace suyos.
El
medio ambiente, es lo de menos. No existen planes serios, prácticos, y
totalmente realistas, para proteger nuestras costas, porque han sido los
políticos, y los legisladores, los que han cedido a las presiones económicas.
Ejemplo de esto, es el caso de un antiguo director general de Costas, en aquel
entonces, 1988, Jefe de la demarcación de Costas de Canarias, cuando se
solicita en el Congreso de los Diputados el cese del mismo, por realizar unos
vertidos en las costas de Mogán, Gran Canaria,
permitiendo lo no permitido y destrozando toda un paraje de espectacular
belleza. El resultado de la votación fue en contra del medio ambiente, y a
favor de una construcción especulativa de apartamentos y hoteles, junto con el
correspondiente “paseo marítimo”. (Diario de Sesiones del Congreso 20 de diciembre
de 1988). Años más tarde, cuando el mar destrozó el famoso paseo marítimo e infraestructuras
varias, la justificación, carente de toda validez científica, ofrecida por el
mismo organismo que destrozó el litoral, fue sencilla; los destrozos se producen
por los efectos del cambio
climático. (http://www.laprovincia.es/gran-canaria/2010/12/08/costas-achaca-cambio-climatico-destrozos-sur/339312.html).
Y
mientras, Don José Fernández, afín al Psoe, defiende a ultranza los derribos de
los pueblos canarios en la costa, justificando una vez más, la vergonzosa ley
de costas; Incluso, el Gobierno de Canarias, CC-Psoe, lo nombra director
general de la Agencia Canaria para la Protección de medio ambiente y natural.
Tremendos descerebrados, tanta desfachatez debe ser producto anexo a los altos cargos, devolviendo favores
políticos, a aquellos que deberían estar en la cárcel de por vida. Por cierto,
Don José Fernández, , gran defensor de la Ley, cual perro fiel, esta
actualmente imputado. Que raro.
Similares casos se pueden ver en todo el litoral español, pero es en
Canarias, la comunidad autónoma con más
kilómetros de costas, donde vemos casos de permisibilidad urbanística en la
costa, totalmente indecente, llegando incluso, a poner en riesgo, (con total
impunidad por parte de aquellos que lo autorizaron, promovieron y construyeron)
la vida de las personas.
El
caso de Tabaiba y Radazul, en Tenerife es otro ejemplo, de cómo se saltaron la
ley, mediante una excepción a la norma, un plan especial, y vertieron
escombros, construyeron, y edificaron, donde no debían. Así, actualmente,
Tabaiba y Radazul, construidas en desembocaduras de barrancos de cumbre, en
acantilados, padece riadas e inundaciones cada vez que tenemos temporal, pues
han obstruido los cauces naturales, con el beneplácito de políticos,
gobernantes y altos cargos del organismo que debería velar por nuestro litoral.
Es más, recientemente, un político local, pedía la bandera azul y la
creación de una reserva marina en la
zona,( http://www.diariodeavisos.com/2014/01/tabaiba-radazul-aspiran-ser-reserva-marina-bandera-azul/) en un delirio de
grandeza, cuando estaba aliviando el tránsito intestinal, pues otra explicación
coherente a esta solicitud, no veo, cuando la realidad, es que ese tramo de
costas, está plagado de emisarios y estaciones de bombeo de aguas fecales, en
dominio público, (justo donde no pueden estar) Bravo, campeón,, con esta
solicitud te has encumbrado.
Casos como estos, cientos, son los que hacen de esta ley de costas, y de la reforma aprobada por al actual
gobierno, un simple papel mojado, que no tiene más utilidad, de la de servir, a
políticos como el anterior, cuando acabe de aliviarse.
Me
gustaría creer, que nuestros líderes políticos no saben esto. Que a Rubalcaba,
le crecería robusta y larga melena, o a Rajoy, se le sanara esa distrofia cerebral
al investigar este tema; incluso que a toda esa camada de diputados, y
senadores, se les abrieran sus respectivas mentes, y dejaran de preguntar, por
las ocupaciones del dominio público marítimo terrestre en Cuenca, Extremadura o
Córdoba. (Seguro que los geógrafos, les darían las gracias...)
Pero les aseguro que no es así. Llevan más de 25 años sabiendo este tema;
saben de la confiscación continuada y autorizada de legitimas propiedades, pues
el Estado, no tiene dinero para expropiar todo lo legalmente construido, de
ahí, el fin de las concesiones del dominio público. Saben, que cuando un núcleo
costero tiene una gran población, legalizan la situación, o en muchos casos,
dejan pasar el tiempo, consolidando viviendas; pero si son pequeños pueblos,
con pocos propietarios, pues se cambia el deslinde, se derriba, y venga, todos
la calle, a vivir de la caridad de los Asuntos Sociales. Prueba de esto, es que
la nueva ley del PP, salva núcleos densamente poblados, sin títulos de
propiedad y en dominio público, o urbanizaciones de lujo, con un poder
económico alto, o simplemente, complejos residenciales habitados por miles de extranjeros,
para callar la multitud de quejas oficiales a la ley de costas, que se reciben
desde países como Inglaterra, Francia o desde la, cada vez mas incrédula y
menos permisiva Comunidad Europea. Pero
no salva a los pueblos tradicionales de Canarias, de Galicia, o del litoral
mediterráneo.
A
toda esta camarilla de políticos ineptos, se les suman los adeptos al
ecologismo radical, partidarios de la protección total de la costa, cueste lo
que cueste; les da igual que más de millón y medio de personas vivan en la
calle, después de ver sus casas demolidas, comparando y denunciando, al
constructor del hotel del Algarrobico, como a los vecinos de Cho Vito, el Puig,
o Benzú. Demonizando al pescador de un pequeño pueblo de Lanzarote, por tener
una casa a veinte metros del mar, heredada de sus antepasados, legal, y pagando
todos los impuestos, que posiblemente lleve ubicada en el lugar, totalmente
integrada con el paisaje, muchos años antes del nacimiento del movimiento
ecologista. Les animo, a que tengan de lo que siempre presumen y soliciten el deslinde y derribo de San
Sebastián, La Coruña, Santander etc... debido a que ha sido inundada por "los mayores temporales conocidos"
en estos últimos días y que según la indescifrable Ley de Costas, son ya, de
hecho y de derecho, dpmt. De no hacer los deslindes preceptivos, Costas, estaría discriminando a unos
ciudadanos de otros por motivos sociales, económicos etc.
A
estos sectarios del ecologismo radical, partidarios de planes proteccionistas
ya desfasados, bien por irrealizables, bien por carentes de rigor, comentarles, que los principales interesados
en mantener y cuidar las costas, son aquellos, que llevan décadas, viviendo en
ellas. Decirles, que es totalmente imposible, separar a las personas del medio ambiente, pues están
históricamente ligadas. Unos de los mayores avances contra el urbanismo
destructor y salvaje de nuestras costas, fue creado en el seno de Europa
(informe Auken), y sus recomendaciones son una denuncia directa a la política
medioambiental española, incluida la tan querida por ustedes, Ley de Costas. Y
les aseguro, que Europa, hace mucho tiempo que no cree en las bondades de esta
Ley. Ni de la reforma de la misma.
En
este tema, el consenso de la clase política, de la intelectualidad ecológica,
no es necesariamente correcto, al margen de cuantos le den crédito, o durante
cuantos años perdure la creencia de que esta Ley es beneficiosa. Puede ser
errónea. De hecho es muy errónea.
Y
esto es la realidad, de la arbitrariedad de la ley, que queda grabada para
siempre, en los rostros de aquellos, que viviendo en la costa, ven como les
derriban sus casas, mientras sentados en los escombros de las mismas, miran con
asombro como apartamentos, urbanizaciones, y hoteles, a escasos metros,
turistas, ecologistas, especuladores y sectarios políticos, ven el morboso
espectáculo del drama humano que significa perder tu casa.
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